Se
cuenta que el propio Arquímedes construyó el primer elevador en el
año 236 A.C., pero no fue hasta que Ivan Kulibin instaló en 1793
en el palacio de invierno de Moscú, que estos aparatos empezaron
realmente a atraer el intereses de la realeza europea. La historia
seguramente la contaba el negro Ornette mientras trabajaba como
técnico en Los Ángeles a inicios de la década de los 50 del siglo
XX. Ornette Coleman iniciaba sus 20 años y dividía su día en
arreglar estos trastos mecánicos y el seguir con sus estudios de
música. Desde los 14 años Coleman tocaba el saxofón, pero su
estilo era mal recibido en el ambiente, le apodaban “El asesino del
Jazz”.
Quizás
trabajar en un ambiente tan claustrofóbico en el día, provocaba que
Ornette tratara de ser más libre en su faceta de músico, dejando
que sus compañeros siguieran su propio ritmo... había nacido el
free jazz...
De
la música de Ornette Coleman, se dice lo mismo que de los gatos, se
le ama o se le odia. El dios negro de la improvisación, sale todas
las noches a rebelarse contra la constricción y nos ha dejado obras
maestras como el legendario disco: The Shape of Jazz to Come (1959),
considerado uno de los 15 o 20 mejores de la historia del jazz.
Después de todo, que tanto le puede pedir usted a un
elevadorista....
Mexicali,
B.C
31
de diciembre 2011
2:21
a.m.
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